La relación entre música y política es muy antigua. Durante más de un siglo, la música ha sido la banda sonora de muchos de los movimientos, rebeliones y campañas que han cambiado la sociedad.

En este artículo repasaremos la complicada historia de la música y la política. Y la actualizaremos explorando la incómoda relación actual entre estrellas del pop, primeros ministros y presidentes.

La protesta musical histórica

Los años 60 vieron una revolución cultural. Las ventas de música se dispararon con el paso de los frágiles discos de 78 rpm a los singles de 45 rpm y los álbumes de LP. La exposición a la música alcanzó su punto álgido con la aparición de la televisión y la radio.

Todo estaba preparado para que la música se convirtiera en un medio para que la gente se rebelara, expresara su identidad y exigiera cambios.

El movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos

La música fue una herramienta clave para el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, que luchaba por el fin del racismo. El movimiento alcanzó su apogeo en los años 60 con acontecimientos como la "Marcha sobre Washington" de 1963, en la que Martin Luther King pronunció su discurso "Tengo un sueño".

En el mismo escenario que King estaba Odetta, una joven cantante de folk, blues y jazz. Cantó "Oh, Freedom", una canción de 1906 en respuesta a los disturbios raciales que causaron la muerte de más de 25 afroamericanos.

Ese mismo año, el maestro del jazz John Coltrane grabó «Alabama». La canción fue su respuesta a un ataque del Ku Klux Klan a una iglesia bautista en el que murieron cuatro niños. Otras canciones de protesta memorables del movimiento fueron "A Change Is Gonna Come" de Sam Cooke y "Mississippi Goddam" de Nina Simone.

Muchos movimientos de los años 60 y 70 dieron lugar a canciones que captaban la ira y las esperanzas de cambio de la época. Algunos ejemplos destacados son «Student Demonstration Time» de los Beach Boys, en protesta por el tiroteo de Kent State. «You Don't Own Me», de Lesley Gore, defendía el empoderamiento femenino. The Ballad of Ira Hayes", de Johnny Cash, llamó la atención sobre los derechos de los nativos americanos.

El movimiento punk británico de los años 70

El movimiento por los derechos civiles había dado forma al activismo musical estadounidense. Al otro lado del Atlántico, la juventud británica encontraba su propia voz política. El movimiento punk de los años setenta fue una rebelión de la juventud del país ante un sistema que parecía haberles abandonado.

La canción más famosa de la época fue «God Save the Queen» de los Sex Pistols, que atacaba a la monarquía y al establishment. «Anarchy in the UK», el single de debut de la banda, pintaba un sombrío panorama de desesperanza y luchas sectarias.

El álbum de The Clash «London Calling» (1979) describía las difíciles luchas urbanas de Gran Bretaña. La canción principal expresaba la ansiedad de la banda por la guerra nuclear, la deuda y el colapso de la sociedad...

De la protesta a la caridad, pasando por la colaboración

Aunque la protesta y la rebelión en la música continuaron durante las décadas de 1980 y 1990, eran mucho menos habituales. Los artistas seguían creando música poderosa con mensaje, como "Two Tribes" de Frankie Goes To Hollywood, que advertía sobre la guerra nuclear.

En otros lugares, Michael Jackson cantó sobre el medio ambiente en «Earth Song». Smalltown Boy" de Bronski Beat se convirtió en un himno a favor de los derechos y la aceptación de los homosexuales. Artists United Against Apartheid grabó «Sun City» e instó a los artistas a no actuar en Sudáfrica.

Estrellas del pop como Bob Geldof, Sting y Bono se vieron a sí mismos como activistas que trabajaban con los políticos como socios. Su objetivo ya no era la revolución, sino la cooperación: trabajar dentro del sistema, no derribarlo.

“Do They Know It's Christmas?" de Band Aid fue el punto de inflexión que unió a los artistas para causas benéficas, seguido de "We Are The World" de USA for Africa. El concierto Live Aid de 1985 cimentó esa relación, que perduró hasta el Live 8 de 2005 y más allá. Los músicos son ahora parte integrante de eventos como las cumbres del G7.

La política del Pop hoy

La música y la política de identidad han sido la base de gran parte del activismo moderno actual. Con el tiempo se ha vuelto más personal y relacionado con quiénes somos y las tribus a las que pertenecemos.

Beyoncé y Kendrick Lamar han explorado la identidad racial y la injusticia social a través de su música. Taylor Swift ha apoyado campañas por la igualdad de género y Stormzy ha apoyado la igualdad racial.

Sin embargo, parte del activismo actual parece más transaccional que sincero.

En las elecciones estadounidenses de 2024, descubrimos que los políticos están dispuestos a pagar importantes sumas de dinero, que pueden ascender a millones, para que les apoyen. Algunos músicos están muy contentos con este acuerdo.

Pop y política en el Reino Unido

Tal vez al percibir este cambio, muchos políticos ya no piden el apoyo de artistas. En su lugar, eligen sin permiso canciones populares como banda sonora de sus campañas.

Esto ha dado lugar a controversias. Por ejemplo, cualquier británico mayor de 40 años asocia "Things Can Only Get Better" de D:Ream con la victoria de los laboristas en las elecciones de 1997. Ahora el grupo no quiere que ningún político utilice la canción.

El Partido Conservador del Reino Unido, en la oposición, se metió en un lío cuando la ex primera ministra Liz Truss subió al escenario con "Moving On Up" de M People. Otra ex PM conservadora, Theresa May, se convirtió en meme con su baile robótico al ritmo de "Dancing Queen" de Abba.

Pop y política en Estados Unidos

En Estados Unidos ha habido aún más polémica. El presidente Donald Trump ha enfadado en repetidas ocasiones a artistas por utilizar su música sin permiso.

Neil Young se opuso al uso de "Rockin' in the Free World" en los mítines de campaña. Del mismo modo, Adele exigió a Trump que dejara de utilizar su canción "Rolling in the Deep". Los Rolling Stones amenazaron con emprender acciones legales por su uso de "You Can't Always Get What You Want".

Sin embargo, no todo el mundo se opone. Los Village People se sintieron un poco incómodos al principio con el uso de «Y.M.C.A.» por parte de Trump, pero más tarde dieron su permiso. Beyoncé permitió oficialmente a la campaña de Kamala Harris utilizar su canción "Freedom" en 2024.

La estrecha relación entre la música country y la política, especialmente la conservadora, continúa.

Canciones como «God Bless the USA», de Lee Greenwood, se han convertido en temas básicos de campaña. Sin embargo, hay casos atípicos, como cuando el patrimonio de la leyenda del country Tom Petty se opuso enérgicamente a que Trump utilizara su canción "I Won't Back Down".

Los artistas protestan, pero parece que poco pueden hacer al respecto.

Política, música y producciones

Los políticos no parecen necesitar autorización para incluir canciones protegidas por derechos de autor en sus campañas, aunque se exponen a acciones legales por estos usos no autorizados. Sin embargo, los equipos de producción que trabajan en cine, televisión, publicidad y videojuegos sí lo necesitan.

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